Menores de 10 a 14 años de edad viven un círculo de violencia cuando son objeto de ataques sexuales e ignoradas por el gobierno.

Los agresores sexuales pernoctan en los propios hogares de las víctimas, algunas son temerosas de ir a denunciar, otras detectan muy tarde que están embarazadas, hay quienes no acceden a la interrupción del embarazo y muchas son obligadas a ser madres, pero lo peor es que son niñas de entre 10 y 14 años de edad, quienes ven trastocado su proyecto de vida tras una violación sexual.

Se trata de víctimas de violación sexual que presentan un embarazo no deseado y gestaciones que no se registran en las estadísticas oficiales como producto de un delito.

Los casos existen aun cuando los estándares de la Organización Mundial de Salud (OMS) revelan que la edad reproductiva es a partir de los 15 años. De 2012 a 2015, a escala nacional, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) contó 43 mil 93 nacimientos, en los cuales la madre tenía entre 10 y 14 años.

De estos casos, 2 por ciento tenía 10 años (808 casos); 7 por ciento eran niñas de 11 y 12 años de edad (2 mil 817 casos); 16 por ciento contaba solo con 13 años (6 mil 702) y la mayoría, 73 por ciento, tenía 14 años. Aunque no hay información certera, se presume que ellas fueron víctimas de un delito sexual.

Como evidencia de posibles relaciones sexuales forzadas, el Consejo Nacional de Población (Conapo) señala que, en promedio, las niñas entre 10 y 11 años que presentan un embarazo tienen una “pareja” de 10 o más años mayores. Es decir, una niña de 10 años pudo ser “pareja” de un hombre de 20 o más.

En tres años (2012­-2015) las entidades que concentran el mayor número de casos de niñas-­madres entre 10 y 14 años fueron Chiapas con 4 mil 166 casos; el Estado de México, con 3 mil 808; Veracruz, con 3 mil 173 casos; Guerrero, con 2 mil 508, y Puebla, con 2 mil 38 casos.

DELITO SIN DENUNCIA

Desde hace más de un año los servicios médicos del Estado están obligados a garantizar a las víctimas de violación, mayores de 12 años de edad, la interrupción legal del embarazo (ILE) sin necesidad de presentar una denuncia penal, esto luego de que en marzo de 2016 se reformó la Norma Oficial Mexicana NOM­046­SSA2­2005 Violencia familiar, sexual y contra las mujeres. Criterios para la Prevención y Atención (NOM 46).

Sin embargo, especialistas del Hospital de la Mujer y el Instituto Nacional de Perinatología (Inper), ubicados en la Ciudad de México, señalan en entrevista que la mayoría de las niñas entre 10 a 14 años que atienden no accede a los servicios de aborto porque acude a las instituciones de salud con embarazos de más de 12 semanas de gestación.

El jefe de la División de Ginecología y Obstetricia del Hospital de la Mujer, Héctor Peña Dehesa, reporta que en 2016 la institución atendió a 52 embarazadas de 10 a 14 años de edad; 48 de ellas llegaron con un estado de gestación avanzado, por lo que tuvieron que concluirlo (se practicaron 19 cesáreas y 25 partos); únicamente ocho accedieron a un aborto.

“Cuando tenemos pacientes menores de 15 años es altamente probable que haya existido una relación no consensuada, una violación sexual”, señala el doctor Peña Dehesa.

A pesar de las sospechas de un delito, la coordinadora de la Unidad de Investigación en Medicina de la Adolescente del Inper, Josefina Lira Plascencia, reconoce que las instituciones de salud pública no están capacitadas para identificar si una niña menor de 15 años de edad que presenta un embarazo fue víctima de violación.

Por ejemplo, cuando el personal integra el historial clínico de una paciente se aplican cuestionarios para identificar, entre otras cosas, rasgos de violencia sexual, pero los reactivos son generales y no están especializados en la infancia, lo que dificulta tener un diagnóstico y registro certero, indica Lira Plascencia.

ESTRAGOS DE LA MATERNIDAD FORZADA

La psicóloga de la Asociación para el Desarrollo Integral de Personas Violadas (Adivac), Diana Mireya Saldívar, afirma que la edad de la víctima y el contexto donde ocurre la violencia complica la denuncia; son niñas que están siendo violentadas dentro de sus hogares, por los padres, hermanos, tíos, primos o personas conocidas.

La especialista en niñez explica que es difícil para ellas verbalizar y dar testimonio de la violencia sexual que están viviendo por parte de sus familiares, pues las someten bajo amenazas y engaños. A ello se agregan los estigmas dentro del hogar, que no permiten que las denuncias salgan del ámbito privado, precisa Mireya Saldívar.

El impacto que genera en la vida de las niñas de entre 10 y 14 años vivir una violación y asumir una maternidad que no desearon es radical, expresa la psicóloga de Adivac, organización que desde hace 27 años atiende a víctimas de violencia sexual.
Es necesario, advierte, que se les garantice una atención psicológica integral al estar en una etapa de desarrollo cognitivo social, emocional y físico.

Un embarazo causa en ellas situaciones de depresión, estrés postraumático, sensaciones de culpa por no querer ser madres y mayores posibilidades de desertar en la escuela, describe la psicóloga.

Su salud también entra en riesgo, indica el especialista en ginecología Héctor Peña. Por su edad, las niñas tienen riesgo de morir durante la gestación o el parto porque la muerte materna es cuatro veces mayor que para las adolescentes; son más propensas a presentar preeclampsia (presión alta), nacimientos prematuros e infecciones en el sistema urinario y el área vaginal.

Además, muchas de ellas no reciben la atención especializada que requieren durante los primeros meses del embarazo, pues primero son atendidas en centros de salud y no son referidas a hospitales calificados para atenderlas, porque el personal médico concibe como “algo normal” un embarazo en una menor de 15 años, asegura el doctor Peña.

EL CICLO DE VIOLENCIA

Para la consejera de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), Jennifer Haza Gutiérrez, la atención a niñas víctimas de una violación “ha sido ignorada” durante años por los gobiernos federales y estatales, que no han generado estrategias para la prevención y denuncia de este delito, que se mantiene como un fenómeno normalizado.

Con ello, dice la también directora de la organización chiapaneca, Melel Xojobal, se ha perdido la oportunidad de que ejerzan su derecho a acceder a una interrupción legal del embarazo y una atención psicológica integral, de acuerdo con el principio del interés superior de la niñez.

Sin acceso a los servicios médicos y a la justicia, añade Haza Gutiérrez, las niñas continúan en un “ciclo de violencia”, viven en los hogares donde fueron violentadas, son obligadas a convivir con los agresores y muchas veces son forzadas a ser madres.

Es importante que todas las mujeres sepan que no importa de qué estado de México sean, pueden acceder a una interrupción legal del embarazo por violación sin necesidad de acudir al MP, o bien, si es su deseo, pueden viajar a la CDMX para interrumpir un embarazo por voluntad propia, antes de las 12 semanas de gestación.

Con información de Milenio

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