Mi mamá me contó que cuando era soltera vivía en la colonia Asturias en la Ciudad de México, allí a tres casas de la suya había un edificio de departamentos, de los primeros que había en esa colonia y en el número 3 vivía doña Marina que se dedicaba a traer bebés al mundo, pero también era experta en abortos.
“Todos —en la colonia y fuera de ella— la conocían, la mandaban llamar para cualquier tema de embarazos. Venían personas desde lejos para consultarla, o bien ella iba, le mandaban un coche (taxi) así que era difícil encontrarla en su casa”, cuenta Lucía, pero un domingo como a las siete de la mañana se escuchó un grito en la calle: “Llámale a doña Marina para que te ayude a abortar”, me cuenta mi mamá y desde ese momento supo que la señora además de partera, también hacia abortos.
“¿Qué método usaba para abortar”?, le pregunté. Ella respondió que en esos tiempos se usaba una cánula, una especie de tubo con una punta que se insertaba en la vagina, eso es lo que se decía, pero yo nunca lo vi”.
Sí, ese era uno de los métodos que usaban antes, se colocaba dentro una cánula (flexible pero lo suficientemente dura para generar una lesión) durante al menos cinco días, sin quitarla, la mujer podía caminar y hacer sus actividades, pero con el tubo insertado, aunque no se podía insertar la cánula si la mujer tenía más de dos meses de embarazo.
“Doña Marina era una señora grande, tendría unos 50 años o más, yo la veía pasar cuando iba al mercado, yo era una muchacha casi quinceañera y siempre estaba acompañada por su hija mayor, también de nombre Marina. Siempre caminaban por nuestra calle mujeres solas que la iban a consultar”, me cuenta mi mamá.
“Sí, doña Marina le enseñaba a su hija cómo se practicaban los abortos, cómo se traían a los bebés. Ellas iban a tu casa para traer a tus hijos, antes eran comunes las parteras, hoy ya no. Pero ellas trajeron al mundo a más de 100 niños”, me platica por su parte mi tía Catalina.
“Nosotras las veíamos pasar y nadie les hacía nada, al menos nunca vimos que las molestaran o las agredieran, creo que su oficio era más respetado. Hoy en día a las parteras y a las que practican abortos las rechazan”, dicen las hermanas Santos, quienes recuerdan que en el México de su infancia había una partera, en cada colonia algunas eran muy buenas y las respetaban y querían mucho.
“Claro que poco se hablaba de los abortos clandestinos, pero si ellas sabían traer niños al mundo también sabían cómo no hacerlo”, dice Lucía.
Hoy en día los abortos clandestinos siguen existiendo en algunas partes del país, por ello es importante difundir la información sobre causales o la NOM 046 por las cueles las mujeres pueden acceder a una interrupción legal del embarazo y dejar de arriesgar sus vidas.
Con información de Guadalupe Camacho, periodista y académica mexicana