Una tarde de sobremesa, entre mezcales y cerveza, un grupo de amigos platicábamos de todo y de nada. De pronto salió al tema que César, un amigo de la infancia y anfitrión —junto con sus padres— de la velada, seguía soltero.
Así que comenzamos a hacer recuento de las novias, en total había sido unas siete en pocos años. De pronto el papá de César dijo: “Anahí, me caía muy bien…hasta que supe por mi hijo que se había ‘sacado’ un bebé de él y eso no me pareció, porque no se vale que la mujer haga lo que quiera sin consultarlo con el varón”.
Las cinco personas que allí estábamos (dos mujeres y tres hombres) nos quedamos en silencio. Pero después dije: “pues yo apoyé la decisión de Anahí, porque ella era muy joven y no estaba preparada para tener un hijo; además, César no quiere tener una relación formal aún, así que estuvo bien para los dos porque César sigue de picaflor y la que se hubiera chingando sería Anahí y el bebé, ¿no?”
El señor no estuvo de acuerdo y dijo: “cuando un hijo viene las cosas cambian, la pareja se une y se forma la familia”. “Estoy de acuerdo pero en ese momento, la chica era aún muy joven, comenzaba apenas a trabajar y no estaba siquiera enamorada de su hijo, la relación apenas llevaba unos meses, y no se puede hacer una familia para toda la vida con alguien que acabas de conocer”, dije.
César, mencionó que sí se sintió mal en el momento pero que ahora lo veía muy bien. Puesto que aún no estaba preparado para ser padre y “la neta es que tal vez no lo esté nunca, me gustan mucho las mujeres y lo quiero es seguir conociendo gente, salir de fiesta y besar más bocas”, afirmó.
Su padre siguió despotricando contra la ex novia, y ya nadie le hizo caso. Pues estos hombres cada día están más a punto de la extinción pues el embarazo no deberá obligar a ninguna mujer a ser madre.
“La mujer embarazada deberá estar feliz de serlo, de tener en su vientre a un bebé y de ofrendarse su vida”, insistía el señor.
Su esposa lo veía y hacía cara de “está loco, no le hagas caso”. Entonces que se me ocurre decir: “pues cuide bien a su nieta no sea que lo vaya a hacer bisabuelo con su novio de la secundaria”, el señor enojado dijo: “Aquel que se acerque a mi nieta con la intención de embarazarla, le rompo su madre”.
“Antes de romperle la madre y el padre a alguien, mejor dele chance a su nieta de tener educación sexual, acceso a los anticonceptivos y una vida sexual sin miedo, sin tabúes, ni castigos, porque usted sabe bien que el sexo es para disfrutarse no para embarazarse ni matar a la gente”, argumenté.
El señor se quedó pensativo y dijo, sí, tal vez, sólo tal vez, tengas razón esta vez y mandó llamar a su nieta y la abrazó con mucho amor y le dijo: “te amo”.
Por Guadalupe Camacho, periodista y académica mexicana