Al llenar cualquier documento personal —de banco, de escuelas, de salud— en México se lee: apellido paterno, apellido materno y nombre (s). Están todos estandarizados, sin embargo, hace poco fui a llenar un documento a la Embajada de Estados Unidos y allí se leía: primer apellido, segundo apellido y nombre (s).
¿Cuál es lo importante del tema? Pues que muchos mexicanos (hombres y mujeres) de cualquier edad no tienen el apellido de su padre, por decenas de motivos. Algunos fueron registrados como hijos “naturales” (jajajajajaja) de una mujer, entonces sólo llevan los apellidos de ella, también hay casos en los que los abuelos les ponen sus apellidos a los nietos a falta de los padres o porque los padres son menores de edad.
En la Ciudad de México era obligatorio (por ley) que los hijos fueran registrados siempre colocando el apellido del padre primero, cuando no había padre, repetían el apellido de la madre (Fernández Fernández, por ejemplo). Con esta acción, muchas mujeres fueron amenazadas por sus parejas para no “reconocer” a los hijos si ella no hacía o decía tal o cual cosa.
“Recuerdo bien al idiota de mi esposo (que ya murió), cuando vio a nuestro segundo hijo recién nacido, no quería ponerle su apellido porque decía que estaba muy güerito y que, entonces, no era suyo”, comenta Titi, una mujer de 65 años.
“Para ir a registrar a nuestros hijos (tuve 6) mi esposo siempre me daba largas, me disgustaba tanto porque parecía que me hacía un favor”, comenta Rita, de 68 años.
“Yo nunca le di el apellido a los hijos de mis amantes, porque ellas sabían que no iba a dejar a mi esposa ni a mis hijas por ellas y sus hijos”, dice orgulloso Miguel, de 74 años quien tiene dos hijos cuarentones con dos señoras distintas.
“Cada rato mi hija me pide que le ponga el apellido de su papá, le choca tener sólo los míos, y dice que en la escuela la molestan mucho. Pero el ‘dichoso papá’ en cuanto supo que estaba embarazada me dejó”, lamenta Claudia de 43 años.
¿Por qué tenía que ir el apellido del padre primero? Porque vivimos en una sociedad machista, sin equidad. En otros países las madres registran al hijo sólo con su apellido, o bien pierden el apellido paterno por ponerse el de su esposo, el de su abuela, el de su madre o uno inventado. En otros países, principalmente europeos puedes llevar el apellido de quien te venga en gana, en Estados Unidos te lo puedes cambiar por el simple deseo de hacerlo y tienes el derecho.
Hoy México comienza a cambiar y desde octubre de 2017, las mujeres que registran por primera vez a sus hijos en la Ciudad de México pueden colocar su apellido antes que el del padre, de acuerdo con las reformas al Código Civil que ya lo permite sin levantar juicio. Cuando ya tienes al hijo registrado también puedes cambiárselo, especialmente si hay abandono del padre, para ello si deberás llevar un juicio.
Sin embargo, en otras ciudades de la República mexicana no se puede hacer, por ello, algunas parejas tienen que ampararse para registrar a los hijos con los apellidos de la madre primero.
¿La madre merece colocar sus apellidos primero? Yo creo que sí, porque ella lleva el embarazo, se chuta el parto o la cesárea, la lactancia, las desveladas, los cambios de pañal, los regaños de las escuelas, las tareas, los consuelos y mimos para con los hijos, los madrazos de la vida; los abandonos del padre, los reclamos de todos quienes juzgan su maternidad por tal o cual cosa. Si bien hay padres que sí ejercen su paternidad, son los menos.
Algunas parejas también creen que el apellido de la madre suena mejor, combina mejor con el nombre o tiene más abolengo. Incluso, no desean que se pierdan dichos apellidos y buscan preservarlo.
Más allá de la combinación de las letras y sonidos de los apellidos, considero que la mujer en México ejerce más maternidad que muchos hombres que siguen pensando que la paternidad es pagar las colegiaturas y jugar fútbol los domingos con sus hijos.
El orden de los apellidos no son una lucha de poder sino sentido común. ¿O no mujeres?
Con información de Guadalupe Camacho, periodista y académica mexicana