Uno de los aromas más subestimado es el de la vagina, incluso por nosotras mismas. Decenas de productos se venden para convencer a las mujeres de hacerse lavados y duchas vaginales que reducirán el aroma natural de su sexo. Lo que no saben, las que caen con facilidad en esos engaños publicitarios, es que oler a lavanda o a pino (como si se tratara de un azulejo) no es mejor -y está muy lejos de serlo- que oler a feromona. Una deliciosa invitación a la lujuria.

Si a las mujeres el aroma nos lo dio la naturaleza para salir a matar, ¿por qué disfrazarlo con olor a lima-limón?  Por eso, un hombre que no sepa valorar ése, uno de los aromas más femeninos que existen sobre la tierra, no tendrá remedio para ninguna de las artes sexuales, ni tendrá la llave de otros secretos aromáticos de nuestra piel venusina.

Si estás del lado inapetente, insensible, inodoro y falto de deleite, entonces mejor ni seguir. En todo caso, aguza el olfato y aprende a entrar al inmenso y delicioso mundo de los aromas femeninos. Si eres de aquellos que ya ha entrado en él y fue recibido de plácemes, no tendrás que seguir ningún consejo.

Así que, la elección es tuya y la línea muy delgada. Saber reconocer y disfrutar los diferentes aromas de las chicas, y en ellos la sensualidad de cada una, depende de ti y del trabajo de un buen «maese», un digno beneficiario de los secretos del kamasutra.

¿Será verdad que nuestra brújula sexual es el olfato? Las mujeres sabemos que sí y cada momento nos dejamos llevar por esa magnífica bitácora de viajes al fondo del erotismo masculino, para saber quién sí o quién no nos conviene en la cama por un rato o para toda la vida. Un horrible aroma masculino puede alejar a cualquier mujer que habite el planeta, si es que, claro, no está acatarrada.

Con el aroma, sabemos entre mujeres, qué tipo de carácter o personalidad tiene otra; con qué tipo de hombre estamos hablando; quién tiene altas probabilidades de entrar en nuestra cama sin más preámbulo, y quién, definitivamente, nunca y ni por error se asomará siquiera.

Nosotras nos guiamos por el sexo y la vida. Y la ciencia lo sabe, tu vecino lo sabe, hasta tu mamá lo debe saber: aunque los hombres no sean conscientes de que una mujer está ovulando, responden con un aumento de testosterona a su paso, y cuando ella menstrúa perciben una sensación distinta en su mujer. Por eso el mito de no tener sexo salvaje cuando se «regla» es cada vez más lejano. Son los mejores días y ahí estamos nosotras para comprobarlo.

 

¿A qué huele el cuerpo?

Vagina: Has bajado allá cientos de veces, te has inmiscuido en sus cavidades y aunque muchos tratan de comparar su aroma con otros aromas repugnantes, en realidad no hay ninguno que se le parezca. Es único y es el olor a sexo. Si éste es de los lugares por los que nunca te asomas para evitar su olor, déjame decirte que en materia de amores y sexo, te falta muuuuucho por aprender.

Cabello: A estas alturas ya deberías saber que el cuero cabelludo es una zona altamente erógena para toda mujer, y si no lo sabías explícate por qué los salones de belleza están atestados de mujeres en búsqueda de pequeños placeres. Aunque no es nada excitante estar oliendo las cabezas de cuanta mujer te encuentres, reconoce los aromas que hacen reconocible a la tuya. Con seguridad su aroma será único para ti. Huele, masajea y erotiza. Lo demás depende de ti.

Cuello: Es la parte preferida de cualquier vampiro sediento de sexualidad. ¿Sabrías decir con exactitud cuál es su aroma?  Además de dar leves mordiscos en esta zona no limites tu olfato y recorre el camino al mismo tiempo con la lengua y la nariz. Verás que las sensaciones serán diferentes.

Hombros: Es una de las zonas más olvidadas del cuerpo, pero (toda mujer que lea esto asentirá) es placenteramente erótica. Si antes de acariciarlos con los dedos o los labios lo haces con la nariz, descubrirás nuevos caminos.

Axila: Te enloquecerá su aroma el día que la huela con detenimiento y aún más cuando esté ovulando (catorce días después de su primer día de menstruación) el aroma que de esa cavidad emana te volverá todo un semental.

Pechos: Cualquiera diría que no tienen un olor peculiar, nada del otro mundo, vaya, pero el sólo hecho de sentir su piel delgadísima y su vulnerabilidad lo convierten en una experiencia diferente. El olor cambia de mujer a mujer. Podría ser una gran experiencia comenzar a reconocer el de la tuya.

Pies: Es el último lugar que tal vez pensaste oler aunque sea de la mujer más hermosa del mundo, porque a veces te llevas cada sorpresa ¿verdad?

Pues sí, ésta es también una parte olvidada porque no se ha ganado en vano su reputación, pero aunque puede ser todo un riesgo y salir contraproducente, el aroma de unos delicados y bien cuidados pies puede ser súper excitante. Los fetichistas de pies lo comprueban, ellos los aman huelan como huelan, y aunque no se trata de llegar a ese extremo, comienza con un masaje lingual en los dedos y verás que tu chica caerá más rápido de lo que imaginas.

 

Con información De 10

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