Durante una relación sexual, ¿has sentido que tienes muchas ganas de orinar y no lo puedes controlar? ¿Has encontrado algunas manchas misteriosas en tus sábanas, colchas, lo que sea, después de la relación pero no huelen a orina o flujo? ¡No tienes nada raro, disfuncional o malo! Felicidades, ¡has eyaculado!
Desde Marie Stopes les recomendamos se auto exploren para que se conozcan y disfruten mucho más de todas y cada una de sus relaciones sexuales, ya sea en pareja o con ustedes mismas.
¡Ojo! La eyaculación femenina no va ligada al orgasmo; es decir, puedes eyacular y no tener un orgasmo, eyacular y tenerlo al mismo tiempo, o tener un orgasmo sin eyacular. Así que no te preocupes por nada, en estos temas no hay imposiciones; sólo ocúpate de disfrutar a tope cada experiencia sexual en la que te embarques.
Muchas veces esa sensación de “querer orinar” nos corta un poco el rollo e intentamos contenerla. ¡No lo hagas! Eyacular no es algo exclusivo de los hombres, también lo podemos hacer nosotras, sólo que no nos han explicado cómo, ni siquiera que tenemos la posibilidad. Pero antes de darte unos tips para lograrlo, te contaré un poco de la historia de la censurada eyaculación femenina.
Durante mucho tiempo la ciencia ha obviado, y hasta negado, la existencia de lo que podemos llamar la próstata femenina, la glándula de Skene; la cual al ser estimulada y/o presionada, expulsa un líquido de color lechoso y cierto sabor salado – que puede cambiar con nuestro ciclo menstrual -, y que no es lo mismo que la lubricación vaginal o la orina. Al ser estudiado, se ha dicho que la única diferencia que este líquido tiene con el semen es que no contiene esperma, pero sí aminoácidos, fructosa, ácido cítrico y algunas veces urea (por eso puede tener un leve sabor a orina).
La glándula de Skene se ubica entre la vejiga y la vagina y alrededor de la uretra (o en algunos casos en el interior de ésta); además colinda con la zona del punto G; por eso podemos eyacular y tener un orgasmo al mismo tiempo con la correcta estimulación. Es un tejido esponjoso con un tamaño aproximado entre 2 y 5 cm (así de grande), aunque el tamaño varía dependiendo de cada mujer. Cuando nos excitamos, la glándula se inflama de líquido y no de sangre, y puede llegar a expulsar ¡hasta un litro! Por las cantidades y su ubicación es que nos da la sensación de orinar.
¿Qué por qué han negado la existencia de la próstata femenina? Bueno, para muestra basta un botón. La medicina habla de nuestros genitales como órganos internos, externos y secundarios, o como órganos esenciales y adicionales. La glándula de Skene, como el clítoris, son los únicos órganos cuya función es dar placer y no tienen fines reproductivos, y se consideran algo secundario, accesorio o adicional. Incluso muchas mujeres, cuando van a una consulta ginecológica a descifrar qué es ese líquido que segregan, son extirpadas de su glándula de Skene, porque “no les sirve para nada.”
La ciencia occidental post victoriana es la que decidió obviar la existencia de la glándula de Skene, puesto que hay datos de textos hindúes que hablan de la eyaculación, hasta Aristóteles e Hipócrates la reconocían como un hecho natural. En fin, para no seguir “haciendo corajes” pasemos a lo bueno: los tips.
- Antes de empezar, compra unas sábanas oscuras porque será más fácil identificar la mancha blanca; también puedes comprar un cubre-colchón, por si eyaculas grandes cantidades. Lo mejor es no tener miedo a ensuciar la cama, siempre se puede lavar. Orina antes de practicar para que no quepa duda.
- No contraigas la vagina en el momento previo al orgasmo. Nosotras tenemos la tendencia de contraer nuestros músculos antes del orgasmo, pero intenta, en ese punto de no retorno, soltar los músculos (si lo puedes hacer desde antes, mejor) y empujar.
- Para conseguir la eyaculación, no es necesaria la penetración. Para eyacular necesitamos estimular (con cualquier cosa, de preferencia curva), la pared frontal de la vagina, aquello que queda contra el hueso pubis; es decir, entre la vagina y el hueso.
- Y no lo olvides; eyacular NO es orinar, no produce orgasmos, y el líquido que expulsamos NO es orina. No se trata de incontinencia urinaria ni de debilitamiento del suelo pélvico, como nos pueden decir algunos médicos o médicas.
Por cierto, hay personas que se pueden asustar o “incomodar” con nuestra eyaculación – hay muchas otras que lo disfrutan a montones-, así que puedes avisarle a tu pareja de que intentarás eyacular o que lo haces para evitar sorpresas. También recuerda utilizar un método anticonceptivo de largo plazo si no estás buscando embarazarte, y el uso del condón o las sábanas de látex para evitar el contagio de una ITS.
Por último: no tienes que avergonzarte por nada, nosotras, nuestros líquidos, no son sucios. Nuestra sexualidad, nuestro placer no tiene que ser sutil, implosivo, limpio o bonito, ¡NO! Nuestro placer es como nosotras queramos que sea. Exploremos nuestra sexualidad, re-conozcamos y apropiémonos de nuestro hermoso y divertido cuerpo.
Con información de Proyecto Kahlo