Deserción escolar, desempleo o trabajo mal remunerado, abandono, mayor vulnerabilidad económica y escasas posibilidades de desarrollo, así como riesgos en la salud, son algunos de los problemas que enfrentan las chicas que presentan un embarazo adolescente.
Jany se embarazó a los 15 años y tuvo a su bebé a los 16; el padre de la niña le dobla la edad y con promesas incumplidas de que iba a separarse de su cónyuge, simplemente la abandonó; ahora no estudia ni trabaja, porque al ser menor de edad no es fácil conseguir empleo y cuando lo consiguió, ni siquiera percibía el salario mínimo.
Desesperada hubo un tiempo que trabajó en una cocina económica lavando trastes; “pero no era lo mío, porque era matarme sin conseguir lo más indispensable para mantener a mi hija”, señaló Jeny.
Ahora en lugar de jugar con muñecas, tiene que ver por su nena de apenas seis meses. “Antes mis muñecas eran mis hijas, pero no gastaba en comida ni en pañales; realmente la vida se vuelve muy difícil”, reconoce.
Actualmente, el despertar sexual de las y los menores puede iniciar entre los 12 y 13 años, aunque incluso se dan casos de 10 y 11 años; según el estudio Pautas sobre Sexualidad y Anticoncepción, en 2014 la edad promedio de la primera relación de las adolescentes era entre los 15 y los 17 años.
Alma, con sus 17 años, comenta a Notimex que ni siquiera sabía que estaba embarazada, y como lo gran mayoría de las adolescentes tuvo un embarazo no planeado.
Hoy vive en unión libre con su pareja y aunque le ha pedido casarse, ella no está segura y prefiere mantenerse así; sin embargo, para ella se acabaron las fiestas y las amistades, así como la escuela, a la que ve muy difícil regresar.
Según los resultados del Estudio del Embarazo en Adolescentes en la Ciudad de México, desde un enfoque de género, 2005-2014, del Consejo de Evaluación del Desarrollo Social del Distrito Federal, la mitad de las adolescentes embarazadas terminó la secundaria y 38 por ciento cursó un año de preparatoria; sin embargo, 43.3 por ciento dejó de estudiar; 63 por ciento vive en unión libre y 8.6 por ciento está casada.
La diputada perredista Elizabeth Mateos Hernández mencionó que un estudio del Instituto Nacional de Perinatología (INPER), correspondiente al periodo 2013-2014, señala que en México al año nacen más de 397 mil 400 bebés de madres menores de edad, de las cuales más de ocho mil 600 tienen menos de 14 años.
Jazmín fue madre a los 14 años y a pesar de que usó el dispositivo para no volverse a embarazar, esto la hizo perder demasiado peso, por lo que debió quitárselos y ahora a los 16 ya tiene un segundo bebé; apenas estudió la secundaria, vive con su pareja, quien trabaja en una tienda y apenas gana el mínimo.
Esta situación los obliga a compartir un departamento con los padres de ella, donde habita otra hermana quien también es madre a los 18 años y vive con su pareja, es decir, cohabitan tres familias en un espacio de apenas 54 metros cuadrados.
Pese a reconocer que hay mucha información sobre los métodos anticonceptivos, Jazmín opinó que con la idea de salirse de la casa familiar, de dejarse llevar por las ganas de experimentar nuevas cosas, no usaron preservativos y aunque en la escuela tuvo conocimiento de esto, reconoció que en casa nunca se habló de sexo.
Otro de los factores a los que se enfrentan las adolescentes son los de salud, no sólo porque un embarazo temprano es considerado de alto riesgo, sino porque la mayoría de ellas, por tratar de ocultar lo más que pueden su estado, prácticamente no tienen un seguimiento prenatal.
Miranda tiene 15 años y tiene 31 semanas de embarazo; tuvo el apoyo de su familia, pero por ser menor de edad se queja de maltratos de las doctoras, quienes le advierten que se trata de un embarazo de alto riesgo, donde está en peligro su vida o la del su hijo que espera, o la de ambos.
Datos estadísticos señalan que 86.2 por ciento de las adolescentes respondió que fue al Centro de Salud en el primer trimestre de su embarazo pero la gran mayoría, que representa el 89.7 por ciento, señala que sólo acudieron a una para la atención prenatal y una proporción muy reducida, de 3. 0 por ciento, fue a dos o más.
Además, 77 por ciento de las jóvenes tiene alto riesgo de tener bebés con bajo peso al nacer, así como de padecer infecciones vaginales o preeclampsia, enfermedad caracterizada por hipertensión arterial que se ha convertido en la primera causa de muerte materna y afecta 8.6 por ciento de los casos.
En casos extremos, las adolescentes al ser abandonadas por la pareja que no quieren asumir su responsabilidad, junto con el miedo de decirles a los padres que están embarazadas, así como la incertidumbre de no saber qué hacer o caer en la depresión, las llevan a pensar en el suicidio, aunque no hay datos de que se concreten.
En Marie Stopes buscamos revertir la problemática de embarazo adolescente que aqueja a México a través de nuestro Programa Educativo, en el cual nuestros voluntarios llevan información sobre métodos anticonceptivos, interrupción legal del embarazo, violencia en el noviazgo, infecciones de transmisión sexual entre otros a adolescentes y jóvenes para que así puedan tomar decisiones libres e informadas sobre su sexualidad. Si deseas que llevemos una platica a tu escuela o empresa escribe a educacion@64.227.93.217
Con información de El Universal