Maternidad subrogada, ejemplo de violencia obstétrica.
La maternidad subrogada cosifica el cuerpo de las mujeres y mercantiliza el deseo de ser padres o madres, afirma el movimiento feminista español que recientemente lanzó una fuerte campaña contra esta práctica que ha derivado en que en países como la India exista el tráfico de úteros.
Con el título “No somos vasijas”, filosofas, feministas y constitucionalistas de la talla de Amelia Valcárcel emprendieron una campaña informativa, para abonar a la discusión y reflexión sobre la maternidad subrogada, práctica que ya ha provocado violaciones a los Derechos Humanos de las mujeres.
En un manifiesto público, las feministas exigieron la erradicación de la maternidad subrogada y se manifestaron en contra de cualquier iniciativa que intente regular la práctica en España.
En el documento –en el que las activistas informan que se unen a la campaña “Stop Surrogacy Now” (“Detener la Subrogación Ahora”) que se lanzó en Europa para detener las campañas que fomentan esta práctica– se advierte que la maternidad subrogada es “éticamente imposible”, y que el deseo de la paternidad o la maternidad “nunca puede sustituir o violar los derechos que asisten a las mujeres y las y los menores de edad”, por lo que manifestaron su absoluto rechazo a la utilización de los “vientres de las mujeres con fines de gestación para otros”.
En su postura, las feministas sostienen enérgicamente que las mujeres “no son máquinas reproductoras que fabrican hijos en interés de los criadores”, por lo que la maternidad subrogada es un evidente ejemplo de “violencia obstétrica extrema”.
Explican que la maternidad por sustitución niega a las mujeres gestantes el derecho a decidir durante el proceso de embarazo y en la posterior toma de decisión respecto a la crianza, cuidado y educación de la o el menor de edad, al mismo tiempo que hay medidas punitivas contra las mujeres gestantes si se alteran las condiciones del “contrato de alquiler de vientres”.
Las activistas agregan que este procedimiento se inscribe en el tipo de prácticas que implican el control sexual de las mujeres. “Si en las sociedades tradicionales, los matrimonios concertados o la compra por dote son las típicas formas en que se ejerce el control sexual de las mujeres, en las sociedades modernas la prohibición del aborto, la regulación de la prostitución y la maternidad subrogada son sus más contundentes expresiones”, exponen.
Para las expertas, la maternidad subrogada tampoco se puede inscribir, como se pretende, en el marco de una “economía y consumo colaborativo”, y argumentan que la pretendida “relación colaborativa” sólo esconde el “consumo patriarcal” por el que las mujeres se pueden alquilar o comprar de manera total o parcial.
De acuerdo con la campaña, la maternidad subrogada responde a una “lógica neoliberal” que quiere introducir en el mercado “los vientres de alquiler”, que se sirve de la desigualdad estructural de las mujeres “para convertir esta práctica en nicho de negocio que expone a las mujeres al tráfico reproductivo”.
Algunas investigaciones han sacado a la luz los casos de “granjas de mujeres” en la India, es decir, clínicas de maternidad subrogada donde son alquilados vientres de mujeres hasta por 10 mil dólares, en caso de que se trate de un embarazo gemelar (157 mil 200 pesos mexicanos), y en las que en cada cuarto duermen 10 madres sustitutas.
Las mujeres reciben alimentos y vitaminas y se les alienta a descansar, aunque si surge alguna complicación, ni el médico, ni el hospital, ni la pareja contratante se hacen responsables.
Con información de CIMAC Noticias.
http://cimacnoticias.com.mx/node/70102