Guadalupe Camacho, académica y periodista mexicana nos comparte esta historia.
Una señora, en el metro, comentaba entusiasta a un grupo de jovencitas —con uniforme escolar— que no había causa ni justificación alguna para abortar. “Las chicas andan de ‘calientes’ y cuando quedan embarazadas quieren abortar, pero primero bien que anduvieron del ‘tingo al tango’”, argumentaba.
El grupo de chicas de secundaria bajaba la mirada, se veían como regañadas. Y una alcanzó a preguntar: “si te violan, ¿puedes abortar?” La señora accedió moviendo la cabeza: “¡por supuesto!”, dijo.
Entiendo perfecto que ninguna mujer desee amamantar, criar, cuidar y atender a un niño que tiene el rostro de la persona que te violó. ¡Eso está muy claro! No obstante, también entiendo que mi vecina Ju siga hospitalizada, lleva más de 15 días. Ella además de trabajar como asistente de 8 a 5 pm, cuida a su hija —que tiene Down profundo— toda la noche. Cuida que no se atragante (con su saliva o con su moco cuando tiene catarro), que no se caiga del colchón (aunque el piso tiene alfombra y además está forrado con foomy), que deje de respirar (porque tiene apnea de sueño), que no se golpee con la pared (también cubierta de foomy). Uff, ella solo dormita por mil razones.
Ju cuida a su hija Down desde hace 9 años, la lleva a una guardería privada donde paga cerca de 16 mil pesos al mes por que su nena esté de 8 a 6, allí le enseñan a caminar (aún no sabe). Además, Ju tiene otra hija, una nena de 13 años, en plena adolescencia, por eso está rebelde y contestona. Ahh también tiene un marido, “pero él no me ayuda con nuestras hijas”, dice Ju. “Mi esposo dice que las niñas son responsabilidad de la mamá, si hubiéramos tenido un hijo, él lo cuidaría”… ¡No tengo palabras para dicha afirmación!
Ju no descansa, ni come bien, tampoco tiene tiempo para ella misma. “Los niños con Down profundo son agotadores, no son como los que aparecen en televisión que se valen por sí mismos y hasta trabajan”, afirma con profunda tristeza.
Ju no lo dice, pero ha gastado mucho dinero en su nena. Lleva dos cirugías de corazón, una de intestinos, dos de dientes y una de ojos… Decenas de terapias, sigue con pañales y alimentos especiales.
Así como Ju conozco otras decenas de mujeres que día a día dan la vida por sus hijos especiales. “Si hubiera sabido que mi hija tenía Down no la hubiera tenido, y lo digo no por mi sino por ella. Mi pequeña no tiene una vida, por más que me esfuerce ella no sale adelante”, dice Ju, cuando me la encontré en los pasillos de nuestro condominio.
¿Quién mantiene a los hijos especiales? Los padres. No hay apoyo gubernamental para ellos. De las 32 entidades (31 estados y la Ciudad de México) que conforman el país, sólo 16 de ellas acepta como causal de aborto “Las malformaciones genéticas o congénitas graves del producto”.
¿Cuáles son las causas que justifican el aborto? Yo digo que por la simple petición de la mujer debería hacerse. Les explico: yo creo profundamente en la entereza, madurez e inteligencia de las mujeres. A nosotras nos duelen más los hijos que a ningún otro ser. Nosotras sabemos cuánto pesa la enfermedad de un hijo, cuánto lastima no tener dinero para darle de comer, cómo se sufre cuando nuestro hijo pregunta por su padre (que lo abandonó), nosotras sabemos del desconsuelo que se siente cuando falla el anticonceptivo, la mujer conoce el tormento y la pena tras una violación…
Una mujer no puede ser obligada a ser mamá y punto. Porque ser madre es más que un embarazo, es más que el parto y los primeros meses de vida de un bebé. Ser madre es un trabajo duro, complejo, difícil, cansado, agotador y muchas veces se vive en solitario. No obstante, convivo con mujeres casadas en las que sus maridos no mueven un dedo por atender o cuidar a sus hijos e hijas. Por ello, creo fielmente en que la causal de aborto en México debería ser la simple petición de la mujer, sin preguntarle sus razones, sus motivos o sus creencias. Ella no tiene por qué justificarse ante nadie.
Con información de Guadalupe Camacho, académica y periodista mexicana