Una de las razones más importantes por las que tener sexo se vuelve un problema es por el riesgo de quedar ¡embarazada!

“Yo me sentía fatal cada vez que tenía relaciones, porque pensaba: ‘a ver si no eyacula dentro de mi’, y, por ello, no me concentraba en el placer del momento”, dice mi amiga Carmen que usaba como “método” pedirle a su pareja que se saliera de ella cuando él sintiera que ya estaba a punto de eyacular.

“Yo estaba más al pendiente del condón que de los orgasmos; ¡que no se le salga!, ¡que no me lastime!, ¡que no se me quede adentro!, ¡que no se rompaaaaaaaaa! Hasta que me puse el implante y dejé de pensar en el preservativo”, me dice Olivia.

“La neta, me llegué a tomar como 5 veces la píldora del día después porque yo sentía que me embarazaría a la menor provocación, o mejor dicho penetración”, me comenta María.

“No sé si para los hombres sea igual, pero tuve miedo de embarazarme de un cuate que me cogía genial, pero sólo eso hacía bien: darme placer sexual; en todo lo demás era un fiasco. Así que nunca, ¡NUNCA! tendría un hijo de él. Y siempre usé la píldora anticonceptiva”, afirma Claudia.

Y sí, el embarazo —y debo afirmar que también las enfermedades de transmisión sexual curables e incurables— generan un conflicto para el goce del sexo. Le restan deseo a la pasión sexual, porque hay miedo, porque te distraes en evitar un embarazo en lugar de disfrutar de los orgasmos, de las caricias, de los besos…

Es decir, el acceso a una anticoncepción segura y efectiva es fundamental para generar experiencias sexuales placenteras. Al respecto el estudio The Sexual Acceptability of Contraception: Reviewing the Literature and Building a New Concept, publicado en THE JOURNAL OF SEX RESEARCH, en 2016, de los investigadores Jenny A. Higgins de la Universidad de Wisconsin-Madison; y Nicole K. Smith, de la Universidad de Princeton, precisa que los métodos anticonceptivos sí influyen —y mucho— en las experiencias sexuales de los usuarios.

Por ejemplo, una mujer que se “adueña” de un anticonceptivo se adueña de su cuerpo, de sus orgasmos y de su calidad de vida. Es lo mismo que ocurre con los anuncios publicitarios de los preservativos masculinos: son para el goce y el placer sexual, nunca hacen mención a evitar embarazos. o ¿no?

Por ello, mira a los anticonceptivos con otra cara: no son sólo medicamentos para controlar tu fertilidad, sino también son tus aliados en la cama. ¡Úsalos y gózalos! Además, los anticonceptivos te permiten empoderarte de tus tiempos: tiempo para estudiar, tiempo para viajar, tiempo para disfrutar, tiempo para reventarte. Si sientes que aún no es tiempo de ser mamá usa un anticonceptivo (o tal vez ese tiempo nunca llegue, porque no todas queremos ser madres, ni soñamos con tener un familia tradicional).

Así que investiga cuál método anticonceptivo es ideal para ti, acude a una clínica donde te ofrezcan los servicios de consejería en planificación familiar y goce sexual; y a ¡ponerle noche y día!

Con información de Guadalupe Camacho, académica y periodista mexicana

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