Hace un par de semanas salió la nota periodística con respecto al éxito de un anticonceptivo oral para los hombres. Al principio pensé “¡Chingón!, será momento que quienes estén al pendiente sean ellos – los hombres- ”. Pero después de unos días y de ponerme a reflexionar con una amiga, caímos en cuenta de que este «invento» está perfecto, pero únicamente para reforzar la corresponsabilidad en la pareja; es decir que ambas partes, tanto la mujer como el hombre compartan la misma responsabilidad sobre un embarazo no deseado o el contagio de una infección de transmisión sexual.
Por otro lado, la reflexión me llevó a esta conclusión: no dejaré de cuidarme pues no pondré en manos de alguien más mi futuro, porque si quedo embarazada, no será él quien tenga que poner su cuerpo a disposición.
Dejemos de poner nuestro destino en manos de otro, y pongamos en marcha nuestra conciencia sobre nuestros propios actos; inculquemos en los hombres a cambiar esa mentalidad de riesgo sin riesgo, y tornémonos a las nuevas formas de compartirnos y descubrir una nueva visión, más equitativa de lo que implica relacionarse sexualmente con alguien.
Si ambos / todos nos cuidamos, nos sentiremos libres para encontrar todas y cada una de las formas consensuadas del placer y por esto aplaudo toda iniciativa de equidad, porque si algo he descubierto en mi persona, es que el sentirme protegida por un buen método anticonceptivo (de esos que no hay ni que acordarse de tomarse a diario), es que mis relaciones sexo afectivas se dan de forma más sonriente y espontánea, y sí qué me hace feliz.
Opinión de TanTremenda