Mi nombre es Andrea, tengo 24 años, soy de Guanajuato, donde el aborto por decisión propia no es legal, y está es mi historia.
Debido a estigmas, tabúes y lo que dirá la gente, nosotras mismas nos ponemos el pie y nos complicamos la vida. Yo me considero bisexual, de hecho me inclino más por las mujeres, pero tenía tanto miedo por lo que la gente pudiera decir de mí, que decidí comenzar una relación con un hombre, él era mi amigo, sin embargo no pensé que la situación llegaría tan lejos.
Me encontraba en un tratamiento ginecológico y mi doctor me había dicho que no podía concebir. La relación con el chico involucró todo lo que corresponde a una relación de pareja, tenía que acostumbrarme ¿no? Después de 2 meses de intentar convencerme sobre esta relación heterosexual, me di cuenta de que me estaba engañando a mí misma y decidí terminarla. Una semana después, acudo con mi ginecólogo al chequeo mensual, y me dice que estoy embarazada. Algo completamente inesperado, un balde de agua fría.
Al enterarme me dije “qué irresponsable fui”, por la presión social y el hecho del que dirán me involucré con esa persona, por cubrir las apariencias, y ahora estoy pasando por un embarazo no planeado, ni deseado con alguien que no amo.
Aun así me dije “tengo que poder”. Debido al tratamiento ginecólogo, todo el tiempo el embarazo estuvo débil, en peligro de aborto. Toda mi familia me decía “tienes que cuidarte porque ya no sólo eres tú”. Toda la familia preocupada por el embarazo, pero no por mí y lo que sentía. Yo ya era un cero a la izquierda.
Alguien me ayudó a cuestionarme si en realidad lo quería tener, yo le dije que no estaba segura, pero tenía miedo de que por mi decisión Dios me escupiera. Yo ya sabía lo que quería hacer, pero por todos los estigmas y tabúes no lo quería aceptar.
No estoy preparada para ser madre, y sería injusto serlo por cubrir las apariencias. Mi preferencia sexual no va a cambiar. Sé que fui muy irresponsable al no haberme cuidado y no haber elegido lo que de verdad quería. Con esta situación el chico se alejó. Yo tuve que dejar la escuela para trabajar, aunque llevaba un muy buen promedio.
Después de meditarlo y pensar en todos los escenarios, decidí interrumpir el embarazo. Busqué en internet un lugar apropiado y fue como encontré a Marie Stopes. Me di cuenta de que tienen mucha experiencia y respaldo, por eso los elegí, porque me pareció la mejor opción. Agendé y viajé al D.F.
La verdad, después del procedimiento, me sentía tan liberada, me había quitado un gran peso de encima. A los pocos días sentí feo, pero entré a la página a ver los comentarios y publicaciones y encontré mucha información, muchas historias. La enfermera y doctora de Marie Stopes fueron tan lindas conmigo, nunca las voy a olvidar.
La verdad no me arrepiento de nada y, además, estoy contenta y tranquila, con la persona con la que debía estar. Claro que es una decisión fuerte, es un cambio físico grande, pero aprendes a valorarte más como persona, como mujer y como humano.
Eso es lo que aprendí: debo pensar primero en mí primero y no dejarme llevar por lo que la gente diga o vaya a decir, muchas veces no pensamos en nosotras, debemos valorarnos y tener amor propio, alejarnos de los tabúes, vivir nuestra vida y ser felices.
Tuve esta experiencia, aprendí, y no va a volver a pasar. Ahora me siento libre, quiero volver a la escuela, regresar a mis actividades, el deporte que es mi pasión y sobre todo, ser feliz.
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