En el país una de cada cinco adolescentes ha tenido al menos un embarazo. La falta de oportunidades escolares y de empleo, llevan a que las adolescentes vean como una opción de vida el convertirse en madres.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) realizada por el INEGI, en el 2014, habían 5 millones 335 mil mujeres adolescentes entre los 15 y 19 años en México; de las cuales, 911 mil 222 tuvieron al menos un embarazo. Es decir, una de cada cinco.

Esta cifra ha aumentado en relación con los resultados de la ENADID 2009, cuando se registraron 892 mil 321 casos.

El embarazo en adolescentes ha encendido las alarmas en la Secretaría de Salud (SSA), que en principio, ha buscado entender las razones de la gran cantidad de casos mediante la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes (ENAPEA), debido a que México ocupa el primer lugar en embarazos en mujeres menores de 20 años entre los 34 países de la OCDE.

Resultados de la estrategia confirman que uno de los más graves problemas es el acceso a métodos anticonceptivos o la desinformación, cuestiones que se conjuntan para que este fenómeno se cultive, debido a que la ENAPEA ha arrojado que 95% de las adolescentes no utilizaron un método anticonceptivo en su primera relación sexual.

Otro factor que influye en que una de cada cinco adolescentes sea madre antes de los 20 años, son los tabúes y los mitos acerca de la sexualidad. “Todavía es posible observar que en el país hay quema de libros que hablan de la sexualidad, o el mito de que en la primera relación sexual es difícil embarazarse. Eso provoca mucha desinformación”, explica Nayeli Yoval, coordinadora general de Elige, organización defensora de los derechos sexuales y reproductivos de los jóvenes.

La especialista , asegura que un factor que influye de manera considerable es que en México se siga viendo la maternidad como el rol más importante que debe cumplir la mujer. “Es una cuestión de reconocimiento y madurez, el hecho de que a las mujeres se les toma en cuenta hasta que tienen un hijo. Aún con expectativas modernas, ser madre sigue siendo el fin último de muchas mujeres”, explica Yoval.

Embarazo en la juventud, alternativa ante la falta de educación y empleo

La ENAPEA, implementada desde el año 2015, ha reunido a varias dependencias gubernamentales, entre ellas la SSA, la Secretaría de Educación Pública y la Secretaría de Desarrollo Social, para realizar un diagnóstico del número de embarazos y entender el fenómeno. Por ello, una de las categorías que se ha tomado en cuenta es el entorno en el que viven las jóvenes que se embarazan en el país.

Los datos de la ENADID reflejan que en el 2014, 222 mil 728 jóvenes estaban embarazadas. De ese número, más de la mitad (114 mil 700) sí tenían el deseo de estarlo; el 31% deseaba esperar más tiempo; y el 18% no quería gestar.

“¿Qué pasa alrededor? Si en el contexto educativo las adolescentes observan que no hay lugares suficientes en las escuelas y si se percatan de que los empleos son muy precarios, ellas ven como una opción de vida el embarazo”, enfatiza Yoval.

La pobreza y la falta de acceso a la educación son dos aspectos que van de la mano con el alto número de embarazos en la adolescencia, argumenta Nayeli. “Estamos ante una reproducción de la pobreza, debido a que en zonas de mayor pobreza en el país es donde este índice se incrementa. También se debe tomar en cuenta que no hay una educación oportuna o la que hay es deficiente”, precisa.

Motivo de abandono escolar

De las más de 900 mil adolescentes que tuvieron al menos un embarazo en 2014, 804 mil no iban a la escuela. Las causas del abandono más recurrentes fueron: se casó o se unió, se embarazó o tuvo un hijo y por falta de recursos económicos, respectivamente.

Aunque Nayeli Yoval reconoce que la ENAPEA pretenda mitigar la problemática de la incidencia de embarazos en la juventud, asegura que no se ha mostrado la capacidad gubernamental de atender a lo que se enfrentan las madres adolescentes o de prevenir que haya más.

Las madres jóvenes deben enfrentarse a “la falta de redes de apoyo, el abandono escolar y con ello la dificultad de encontrar un empleo bien remunerado”, concluye Yoval.

 

Con información de Reporte Indigo

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