Menores cambian su futuro por la maternidad.
En las casas de María y Rosa, dos mujeres que rondan los 40 años, las noches de llanto, compra de pañales y constantes visitas al pediatra regresarán en poco tiempo. Sus hijas, de 18 y 15 años, respectivamente, están embarazadas. Sin una pareja y con estudios incompletos, su único apoyo es la familia.
Cada año, en promedio, 400 mil adolescentes, entre 10 y 19 años, quedan embarazadas en México. Las cifras no han bajado desde 2006. La doctora Josefina Lira Plascencia, coordinadora de la Clínica del Adolescente del Instituto Nacional de Perinatología (Inper), admite que hay una barrera entre médicos y menores de edad. «El adolescente necesita llegar a un centro de salud en donde sepa que va a encontrar gente amigable y no un doctor o una enfermera que lo va a estar cuestionando sobre su sexualidad», dice la especialista.
Diana, hija de María, asistía hasta hace un año a una preparatoria oficial cerca de su casa. Tenía un novio desde hacía dos años y se preparaba para el examen de ingreso a la UNAM.
Ahora su sueño de ser enfermera tendrá que esperar. Faltan dos meses para que tenga a su primer hijo y aunque su vientre sobresale muy poco de su pequeña figura, su padre le recalcó que ya no sería lo mismo y que después del parto verían si puede seguir estudiando.
Cuando supo que iba a tener un bebé, acababa de cumplir 17. «Estaba a semanas de tener mi certificado y de repente descubrí que estaba embarazada. Me tiré al llanto pensé en no tenerlo. Por una parte estaba mi futuro, pero por otra sentía muy feo hacerlo», dice mientras observa de reojo a su madre sentada a su lado.
Entre 2006 y 2014, en todo el país se registraron más de 3 millones y medio de nacimientos en donde la madre no tenía más de 19 años, según los últimos registros de natalidad del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). En 2009 fue la cifra más alarmante: 441 mil 507 adolescentes fueron madres.
Dos sexenios en la obscuridad
En México ocurrieron más de 20 millones de partos en los últimos nueve años. Dos de cada 10 fueron de adolescentes. Entre los 17 y 19 son las edades en las que se presentó más esta tendencia, sumando 2.9 millones de embarazos durante este periodo.
Las menores de 15 años también ocupan un lugar importante. En 200 mil nacimientos la madre tenía esa edad.
De acuerdo con los expertos consultados por EL UNIVERSAL, durante los sexenios de Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón Hinojosa, los asuntos que tenían que ver con los derechos sexuales y reproductivos se quedaron en el limbo, al menos en el ámbito federal.
«Entiendo que había problemas más importantes. Pero en ese tiempo nadie le hablaba a los adolescentes sobre su sexualidad», comenta Denise Medina, responsable operativa de REDefine México, organización en favor de los derechos reproductivos y sexuales.
El año en que inició el gobierno de Calderón se registraron 397 mil embarazos de menores de 19 años. A la mitad de su mandato, la cifra se disparó. Se contabilizaron 441 mil 507 nacimientos. La mayor parte de este aumento recayó en las adolescentes de 16 a 18 años.
«Hubo sexenios en los que no se habló de la sexualidad y se quiso practicar la abstinencia», narra de manera sarcástica la doctora Plascencia. Esta estrategia parece inservible en un país en el que 70% de los jóvenes admite que la primera vez que tuvo relaciones sexuales fue por deseo o curiosidad, afirma.
Belén, hija de Rosa, apenas terminó la secundaria. Su poco conocimiento sobre anticonceptivos lo obtuvo en clase de Ciencias. A sus 15 años está a dos semanas de tener a su primer bebé. No quiso usar ningún método porque era su primera vez. En sus palabras, «fue sin pensarlo».
Cada vez que va a consulta tiene que viajar dos horas y media desde San Lorenzo Acopilco, ubicado en la cima de un cerro sobre la carretera México-Toluca. Si no llega a las nueve de la mañana al consultorio, ubicado en la calle de Montes Urales, en la colonia Lomas de Chapultepec, es muy complicado que la atiendan.
La Clínica del Adolescente del Inper, lugar al que van menores de 16 años que están embarazadas y que son de escasos recursos, está clavada en medio de un barrio en el que reina la opulencia. Casas de más de 200 metros cuadrados y una de las iglesias más famosas de las Lomas es lo que enmarca al instituto. Sitio en el que de 2005 a la fecha se atendieron más de 8 mil adolescentes acompañadas de su madre.
Familia no planeada, familia en pobreza
Enero de 2015 fue el mes que enmarcó la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo Adolescente (Enapea) del gobierno federal. El objetivo principal: reducir 50% la tasa de fecundidad entre menores de 19 años. El año pasado, 300 mil de estas jóvenes se convirtieron en madres, según los registros de Inegi.
«México tiene un boom demográfico que está desaprovechando y por lo menos esta primera generación ya no tendrá acceso a mejores condiciones de empleo o de salud», explica Brando Flores, coordinador nacional de REDefine.
Diana y Belén vienen de familias con ciertas precariedades. La primera era la «última» esperanza de sus padres de tener una hija que estudiara una licenciatura y la segunda vive en un hogar con un papá ausente.
Son círculos que se repiten, así lo ha visto la doctora Plascencia en los años que lleva a cargo de la Clínica del Adolescente. «Las niñas que vienen de estratos sociales bajos desgraciadamente el único proyecto de vida que tienen es el de la maternidad», expone.
Las cifras de la Secretaría de Educación Pública revelan que cada año, en promedio, 280 mil jóvenes abandonan sus estudios por un embarazo. Diana estaba cursando las últimas semanas de su último año de preparatoria cuando supo que sería madre. Aunque su vientre aún no crecía, las burlas de sus compañeros no se hicieron esperar. «Los amigos de él [su ex pareja] se reían de mí. Fue muy difícil en la escuela. Quería estar sola», dice la futura mamá.
Cifras que alarman
En México hay 22 millones de adolescentes y 23% ya tienen vida sexual, de acuerdo con el Inegi. Los esfuerzos del gobierno federal por brindar mejor información sobre el tema se pueden ver mermados por los años en los que todo permaneció en silencio.
«Ya hay demasiadas particularidades en los estados como para abordar el tema de manera nacional. Además, la Enapea sólo es enunciativa, no es un programa ni tiene acciones concretas», detalla Brando, de REDefine.
Los estados de Coahuila y Baja California Sur presentan la mayor tasa de embarazos adolescentes; 55 de cada mil menores de 19 años tuvieron un hijo en 2013, según los datos de nacimiento del Inegi. Tlaxcala, Chihuahua y Michoacán están unas cuantas cifras abajo, 47 y 43 jóvenes de cada mil fueron madres.
Clínicas poco amigables para adolescentes, programas sin objetivos claros y una doble moral de las familias hicieron de esta tendencia una bomba de tiempo que ya explotó.
«Si los índices de desigualdad y pobreza están creciendo y los embarazos no bajan, pues simplemente el repartir condones no funciona», afirma Denise Medina, de REDefine.Eliminar barreras entre adolescentes y médicos para que accedan a anticonceptivos
Con información de El Universal 29 de noviembre de 2015.