La familia de mi novio me dijo que “si no tengo hijos, voy a ser una amargada”

El fin pasado mi novio y yo decidimos ir al pueblo de su papá, ya que era la fiesta de San Miguel de Arcángel, la más importante del año. Decidí invitar a mis padres, ya saben, estos nuevos hábitos de convivencia (jajaja) que tenemos desde que mi novio y yo decidimos compartir un techo y nuestras vidas, ¡ay, qué romántica soy!

Estábamos cenando en familia, pero la familia de mi novio es numerosa. Todas las veces que voy, conozco a alguien nuevo, apenas y me sé unos cuantos nombres y es que siempre hay un bebé nuevo. Es de esas familias tradicionales, católicas, papá y mamá, e hijos al por mayor. Es por eso que la familia está conformada por personas de todas las edades posibles, tanto es así que la abuela de mi novio también es tatarabuela desde hace varios años.

Infortunadamente, y como en muchos lugares de nuestro querido, pero muy herido México, las oportunidades de tener una buena educación son casi nulas, de las laborales ni hablamos, es un pueblo que se dedica a la costura y ya, no hay mucho de donde escoger. Entonces, ¿qué posibilidades tienen las personas? Alta posibilidad de no tener oportunidad de cursar una carrera universitaria, alta posibilidad de dedicarse a la costura, que evidentemente, reduce las posibilidades de tener un salario digno y altísima posibilidad de tener un embarazo no planeado, embarazos adolescentes, pobreza, porque de educación sexual y reproductiva ni hablamos…y así este ciclo se repite y repite.

Además de la extrema presión social que tenemos mi novio y yo para ya tener hijos por parte de mis padres y sus padres, cada vez que vamos de visita al pueblo, esto no puede faltar y en esta ocasión no fue la excepción. Comenzamos a platicar y, directo al grano, una pareja (primos de mi novio) nos empezaron a preguntar que para cuándo los niños, a lo que nuestra respuesta fue, como siempre, que no estaba dentro de nuestros planes, y decidí dar mis argumentos: porque nuestra prioridad en este momento es viajar, seguir estudiando, seguir creciendo laboralmente, poder hacernos de una propiedad, porque un hijo demanda mucho tiempo, tiempo que no tenemos, un hijo sería un gasto significativo debido a que come, viste, calza, se le educa, viaja, y debe tener acceso a servicios de salud, entonces les dije que no estábamos preparados ni emocional ni económicamente para la llegada de un tercer miembro en un depa de 80m2, pero que tal vez en un futuro cambiáramos de opinión, pero quien sabe.

Y no esperaba que me entendieran, pero he de admitir que me sorprendieron sus respuestas, las cuales fueron: que tiempo siempre hay o que uno se salga de trabajar (yo no estoy preparada aún para dejar de trabajar y mi novio tampoco), que el dinero siempre alcanza (no es lo mismo vivir en la CDMX que en el EDOMEX, además de que nuestros estilos de vida son muy diferentes), y que donde come uno, comen 2 (exacto, y la comida que debería ser para una persona, se divide para que alcance).

Y es que estos argumentos los he escuchado muchas veces, pero la que más me causó curiosidad fue cuando me preguntaron: “¿Quieres estar sola?”. Solo abrí los ojos porque no daba crédito a lo escuchado y fue en ese momento que miles de pensamientos cruzaron por mi mente: “¿se tiene un hijo para no estar sola?”, “¿un hijo te cura esa “soledad”?”, “¿sería justo para ese hijo nacer solo para evitar la soledad?”, incluso mencionaron la historia de una señora que decidió no casarse ni tener hijos y afirmaron que esa señora es ahora una amargada, que siempre va sola y que la infelicidad gobierna su vida. Lo único que contesté es que cada quien vive su vida como quiera y de acuerdo a sus planes, que cada quien tiene sus objetivos definidos, y que los nuestros no han sido tener hijos o casarnos, porque también es mal visto en el pueblo que no haya boda, ah pero eso sí, no es mal visto que se casen por motivo de un embarazo no planeado a los 15 años. La niña, adolescente o mujer que se embaraza sin planearlo o sin estar en condiciones emocionales ni económicamente favorables, se debe casar o juntar y dar a luz a ese hijo “que Dios le dio”, allá en el pueblo la palabra ABORTO no es escuchada y mucho menos discutida o estudiada, y es que allá en el pueblo los ciclos de pobreza y falta de educación son una constante. Allá en el pueblo son religiosos hasta decir basta, y eso no está mal, es algo muy personal, pero lamentablemente la religión muchas veces se opone a los derechos de la mujer y por supuesto a una educación sexual integral y laica.

En fin, creo que la sociedad debe quitarse esos prejuicios y evitarse ciertas preguntas, que por supuesto, no son obvias para todas y todos, pero creo que para eso falta mucho tiempo y también educación, esa educación que dista mucho de nuestra realidad. Así que hago un llamado a todas esas mujeres, para que no se sientan presionadas y que seamos más pacientes al escuchar esto, creo que con argumentos sólidos y siempre con respeto, podemos implantar un nuevo pensamiento en esta sociedad misógina, machista e ignorante.

Con experiencia y vivencias de Andrea Mineros

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