En el marco del Día Internacional de la Mujer, la periodista Guadalupe Camacho nos comparte sus experiencias respecto a la violencia que esté genero vive día con día. En Marie Stopes seguimos luchando por una mejor y más amplia salud y derechos sexuales y reproductivos de las mujeres; así como con distribuir más información para evitar esta violencia.
Si bien la mujer actual tiene acceso a la educación superior y al trabajo remunerado aún sigue siendo violentada. Por ejemplo, el Departamento de Salud Reproductiva e Investigación, de la OMS, junto con la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres y el Consejo Sudafricano de Investigaciones Médicas, hicieron una investigación y estima que —en todo el mundo— 35% de las mujeres ha sufrido violencia física y/o sexual por parte de su compañero sentimental. Es decir, una de cada tres mujeres sufre violencia doméstica, en total son más de 800 millones de mujeres en todo el mundo.
Así, la violencia doméstica tiene consecuencias profundas y duraderas para la salud de las sobrevivientes, como lesiones físicas, embarazo no deseado, aborto, infecciones de transmisión sexual, mutilaciones y diversos problemas relacionados con la salud mental.
¿Dónde se violenta a la mujer? Y de acuerdo con la OMS, el hogar es el lugar más inseguro para ellas, ya que son sus parejas, pero también sus padres, hermanos e incluso abuelos, los que más abusan de las mujeres. Hombres que debería proteger y amar a estas mujeres.
Esto me hizo recordar varias historias. Un día me invitaron a comer a la casa de una compañera de la secundaria. Todos (padre e hijos) se sentaron en una mesa impecable: las servilletas de tela extraordinariamente blancas, la ensalada cortada como lo hiciera un chef ejecutivo y la organización de la mesa era perfecta. Yo no tocaba mi plato, esperando a que la mamá de mi compañera se sentara con nosotros, pero me explicaron que ella comía en la cocina, parada porque ese era su lugar. ¡La comida me supo fatal! No supe qué hacer a mis 12 años.
Otra: Era la fiesta infantil del hijo de un amigo, todos celebrábamos junto al pastel. Y de pronto se escucharon varias voces y alguien que dijo ¿qué te pasa? La gente se movió, pero alguien más alzó la voz y comentó: ¡que los niños no se den cuenta, sigamos con la fiesta! No supe qué había pasado, hasta que entré al baño y vi a una mamá con la blusa manchada de sangre, el rostro desencajado y la nariz rota. Supe que su marido la había golpeado en plena fiesta delante de la mitad de los invitados, de los niños. ¡Imagina lo que le hace dentro de su casa!
Una más. Cuando iba a la preparatoria tomaba un camión que pasaba cerca de un mercado donde vendían enseres domésticos. Siempre se subían personas que los compraban al mayoreo. Y un día muy temprano, cuando iba bajando del camión vi en una ventana como un anciano golpeaba a su esposa (también de la tercera edad) con unas cubetas metálicas en la cabeza. El camión siguió su curso.
Otra: Salía de una fiesta con un novio. Eran como las 3 de la mañana y cuando íbamos por las calles de una colonia al norte de la ciudad, vimos cómo un hombre golpeaba fuertemente a una chica muy linda. La mujer estaba acompañada de otro chavo. El novio, en turno, y yo nos acercamos y le pedimos que se detuviera. Incluso mi novio le dijo: “Amigo ayuda a la chava, no dejes que le peguen”. Él respondió: “Es su papá” y allí quedó el asunto, ninguno de los dos dijo nada más. Mi novio y yo nos quedamos en shock. Sólo pude decirle a la mujer (de unos 25 años de edad) ¡que corriera, que huyera pronto! pero ya estaba muy mal herida.
Finalmente, recuerdo que un día de septiembre. Mi hermana menor llegó a la casa llorando, despeinada y con los brazos rasguñados. “¿Qué te pasó, estás bien, vamos al doctor? Ella se me echó a los brazos y llorando me dijo: traté de ayudar a una chava que intentaba salirse del auto de su novio o esposo y no pude, me la arrebató de los brazos. La mujer estaba muy golpeada y trató de aferrarse a mi hermana…
La verdad es que este Día Internacional de la Mujer no hay nada qué celebrar… nos siguen golpeando, nos siguen matando. El daño que le hacen a una nos duele a todas las mujeres.
Con información de la periodista Guadalupe Camacho.