La restricción al aborto seguro sólo fomenta un sistema en que las mujeres con dinero tienen opciones, mientras una niña paraguaya de 10 años es obligada a tener un hijo de su violador.

Por Carla Eckhardt para Forbes en la sección de columna invitada

María* tenía sólo 12 años y 19 semanas de embarazo cuando llegó a la clínica Marie Stopes en la Ciudad de México. Fue violada por su abuelo.

Asustada y abrumada, María tuvo que ser hospitalizada por cinco días en un hospital de su ciudad natal. El tiempo avanzaba y no tenía resolución para terminar, de manera segura, el embarazo. El problema no era la ley, pues sabemos que en México, en casos de violación, el acceso al aborto es legal. El obstáculo era que no había quien estuviera dispuesto a realizar el procedimiento. Interrupciones del embarazo tan delicadas, al tratarse de una niña con 19 semanas de embarazo, requieren un cierto nivel de habilidad y experiencia, y en la gran mayoría de los casos, los médicos de hospitales generales no están capacitados para tratar este tipo de situaciones.

En estrecha colaboración con su familia y las autoridades, el personal de Marie Stopes trabajó en su traslado a la Ciudad de México. Una vez realizado el procedimiento, cuando me senté con ella en la sala de recuperación y sostuve su mano, las dos lloramos cuando le dije: “Estás a salvo. Para nosotros, tu vida y bienestar es lo más importante.”

Los niños expuestos a la violencia y la violación luchan tanto con cicatrices emocionales como físicas, y nosotros, como una comunidad de la salud, tenemos la obligación de ayudarles en todo lo que podamos. El proceso de curación de María comenzó en el momento en que fuimos capaces de poner fin a su embarazo traumático, que amenazaba su vida, y con la ayuda de un psicólogo fue capaz de empezar a seguir adelante con su vida.

Recientemente, una niña en Paraguay se enfrenta a un futuro mucho más sombrío. Con sólo 10 años de edad, fue víctima de asalto sexual por parte de su padrastro. Ahora, embarazada de su violador, ella es víctima de un sistema que está negando su acceso a un aborto para salvarle la vida.

Como madre de una niña de 10 años de edad, esto me rompe el corazón. Me siento impotente sobre la tortura que esta joven está soportando. Esta niña no entiende lo que significa estar embarazada; sin embargo, se le está obligado a seguir con ese embarazo. Ahora, con su madre encarcelada, su principal fuente de apoyo le ha sido arrebatada, dejándola sola frente a esta situación.

Como directora de Marie Stopes en México, me parece que esta situación es simplemente inaceptable. La comunidad médica está ahí para servir a todos, especialmente a las mujeres más vulnerables en las circunstancias más terribles. La Organización Mundial de la Salud es clara respecto a que el embarazo supone un riesgo de muerte para las jóvenes cuyos cuerpos no están plenamente desarrollados, como en el caso de esta niña de 10 años. Sin embargo, en este caso y muchos otros, el acceso al aborto seguro todavía no se ha proporcionado y, lo que es peor, el machismo puede ser el mayor obstáculo; en primer lugar, porque quienes hacen las leyes se niegan a entender lo que implica dar a luz un embarazo no deseado, y en segundo lugar, siendo orgullosos para pedir ayuda al exterior. Esta pequeña podría viajar a un país donde pueda terminar con ese embarazo de manera segura.

En México, los números hablan por sí mismos. En 2006, cerca de 150,000 mujeres fueron hospitalizadas por complicaciones relacionadas con un aborto inseguro, la cuarta causa de muerte materna en el país. Pero desde 2007, cuando la Ciudad de México despenalizó el aborto, ni una sola muerte ha sido registrada por esta razón.

Es simple: el acceso al aborto seguro salva vidas. Sin embargo, mientras que el cambio en la ley para despenalizar el aborto en la Ciudad de México fue un paso monumental hacia adelante, lamentablemente sólo ha beneficiado a las mujeres que tienen la suerte de vivir aquí o que tienen el dinero para viajar al DF.

La restricción de los servicios no impide, ni disminuye, la necesidad o la tasa de abortos. Simplemente asegura un sistema de dos niveles en que las mujeres con dinero tienen opciones, y una niña de Paraguay está obligada a tener un hijo de su violador.

*María no es su nombre real y ha sido cambiado para proteger su identidad.

Carla Eckhardt es directora general en México de Marie Stopes Internacional.

http://www.forbes.com.mx/legislaciones-machistas-obstruyen-ayuda-a-ninas-violadas/

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