Nos tachan de fanáticas, pero son las personas ajenas a nuestra causa quienes se han encargado de ponernos estas características de secta; se preocupan más por saber quién le repega el culo a quien, pero cuando se trata de hacer algo para cambiar a nuestra sociedad machista, hay silencio, esos opinólogos, moralistas e intelectualoides nunca proponen nada.

A mis amigas les encantan los antros y a mí lo que me encanta es divertirme con ellas, entonces hace unas semanas fuimos a uno, y ahí estábamos: baile y baile. Y sí, bailamos reggaetón.

Íbamos acompañadas de otras personas que saben perfectamente que soy feminista, y no faltaron las preguntas morbosas de “Ay, ¿apoco bailas eso?”, otros comentarios más “chistosos” como: “no me vayas a denunciar eh, nomás estoy bailando aquí al ladito” o “que no se acerquen los hombres de este lado porque está Gabriela Nava la feminista *risas*”. Equis, yo seguí bailando y divirtiéndome, porque a eso iba y lo tomé como tal: comentarios “chistosos” porque sí, la verdad me dieron risa.

El que sí me dejó pensando a mitad del sandungueo, fue uno que vino de mis amigas: “Por eso hay que apagar el mood feminista los fines de semana, pa’ poder disfrutar a gusto, *risas*”.  Y aún me pregunto: como ¿por qué hay que “apagar” el feminismo los fines de semana?

De verdad que llevo varios días pensando en eso, ¿quién dijo que ser feminista es sinónimo de ser mujer abnegada?

Primero, creo que es conveniente poner en contexto qué es el feminismo. Básicamente y sin tanta teoría, es una práctica de igualdad; por supuesto que involucra muchísimas temáticas más allá de nuestros derechos (los que no hemos conquistado). Luchamos por diversas causas, pero la central y más importante es por mantener un mundo igualitario en derechos, oportunidades, vivencias, entre mujeres y hombres. Siempre entendiendo que la desigualdad (entre otras cosas) reside en el género, ¿en cuál? pues en el femenino.

Pero si lo que necesitan es una explicación con manzanas sobre lo que es el feminismo, pueden leer este artículo que literal se llama El Feminismo Explicado Con Manzanas, La Igualdad es el Objetivo, No El Camino. De nada.

Las feministas no pertenecemos a una religión cuadrada en la que no se nos permite disfrutar de nuestro cuerpo, o disfrutar de lo que podemos hacer con él: bailar, tener sexo, etcétera.

Y sí, seguro ya se están preguntando “¿Pero qué no el reggaetón las denigra?” “¿Y la cosificación de la mujer qué?”. A ver, que quede claro, si bailo como me gusta bailar, no necesariamente lo hago para complacer a los hombres a mi alrededor. Si bailo como me gusta bailar es porque me divierto, bailo para mí, ya deben saber que el baile es una forma de expresión. Y no, mover el trasero no me hace “menos mujer“, ni “menos feminista”, ni una “perra“, ni una “fácil”, o una “putona”.

Se preocupan más por saber quién le repega el culo a quien, por cuál de todas cogió con fulanito en la fiesta o por cuál es la que viste más entallado en el antro. Opinan sobre lo que hacemos o no con nuestros cuerpos. Deciden cuál es más o cuál es menos feminista. Pero cuando se trata de hacer algo para cambiar a nuestra sociedad machista, hay silencio, esos opinólogos, moralistas e intelectualoides nunca proponen nada para acabar con las brechas salariales, violencia sexual, obstétrica, intrafamiliar, feminicidios. Ahí sí, nadie opina nada que para eso estamos las feminazis.

Además con esos argumentos de que el twerking es “vulgar” y nos “degrada” como mujeres, no está nada alejado del que la iglesia usa para referirse a las mujeres que usamos mini faldas como “una falta de respeto a Dios”. Ah ya.

Lamento decirles (la verdad no) que su moral ofendida con el reggaetón está llena de clasismo y racismo por todo lo que la historia de este género envuelve. Le llaman “la música del Brayan y la Brittani”, “música  naca“, y “Ay, qué oso que te guste esa cosa, ni música debería llamarse”. Muchos de esos argumentos anti-reggaetón se generaron en torno a las letras de las canciones. Pero aquí estoy yo para recordarles que el reggaetón no es el único género musical con letras machistas, es más, ninguno se libra de ese sistemático problema, ni el rock, ni la salsa, ni el pop, ni el metal, ninguno. Y quien encuentre uno que me diga por favor en los comentarios. Si tuviéramos que eliminar de Spotify toda la música con letras machistas, nos quedamos nomás con Vivaldi.

Ni se den golpes de pecho porque, o una de dos, o no saben inglés, o dos: sí saben y se hacen de la vista gorda con las canciones que escuchan, porque hasta Los Beatles tienen letras misóginas.

Basta con recordarles un fragmento pequeño sobre Run for your Life, escrita por John Lennon y una de varias letras machistas de la legendaria banda, la cual es básicamente una amenaza de feminicidio:

You better run for your life if you can, little girl, hide your head in the sand, little girl, catch you with another man, that’s the end ah, little girl.

(Corre por tu vida, pequeña niña, si te atrapo con otro hombre será el fin, pequeña niña).

Well I’d rather see you dead, little girl, than to be with another man.

(Prefiero verte muerta que con otro hombre).

John Lennon confesó en una entrevista que fue violento con sus parejas: “Solía ser cruel físicamente con mi mujer. Con cualquier mujer. Era un golpeador, no sabía expresarme y golpeaba. Peleaba con hombres y golpeaba a las mujeres”. Con todo y su historial de violencia contra las mujeres que decía amar, nadie juzgó a Lennon ¿O me equivoco?

Los Beatles no fueron los únicos en matar a las mujeres en sus canciones, en I Used to Love Her, de Guns N’ Roses, la letra habla sobre un hombre que explica cómo tuvo que poner a su amada seis pies bajo tierra a pesar de que la amaba. Bueno, hasta hace poco  Café Tacvba le dijo adiós a La Ingrata por hacer apología al feminicidio y el mundo ardió. Que “no es para tanto” salieron a decir los fans ofendidos. ¿Quién los entiende?

Y díganme, ¿por qué las y los fanáticos del rock no fueron juzgados de la misma forma en que se juzga a las personas que, aunque no seamos fans from hell del reggaetón, lo disfrutamos bailando?

Cuando nos ponemos las gafas violeta del feminismo, sí, definitivamente la perspectiva de la vida nos cambia ¡en absoluto! Hacemos introspección todo el tiempo, cuestionamos todo. Por ejemplo mi película favorita de años atrás ahora me parece estereotipada y que fomenta el amor romántico tan dañino. Ya no me dan risa los chistes machines. Cuando pienso en mis relaciones amorosas del pasado me dan ganas de llorar por toda la violencia que permití.

Pero bailar reggaetón, bachata, cumbias, rock, leer a García Marquez, ver el cine de Woody Allen no me hace menos feminista. Esto es independiente de que demandemos un castigo para los agresores sexuales como este último, o que no encontremos sentido en que un acosador sexual como Casey Affleck gane un Oscar cuando en primer lugar no debió seguir filmando películas si representaba un peligro para sus compañeras.

Nos tachan de fanáticas, pero son las personas ajenas a nuestra causa quienes se han encargado de ponernos estas características de secta como: No bailarás reggaetón, no te depilarás la axila, no usarás maquillaje, no tendrás como pareja a un hombre, y una larga, muy larga lista de estigmas sobre el feminismo.

Y sí, por supuesto que hay feministas a las que no les gusta el reggaetón, hay feministas que no se depilan las axilas, que no usan maquillaje, claro que sí, lo hacen porque pueden y quieren, porque es su cuerpo, es nuestro cuerpo y somos nosotras las que decidimos qué hacer y qué no hacer con él.

Nosotras tomamos las decisiones y de eso se trata el empoderamiento femenino.

 

Con información de Antes de Eva

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