Una decisión personal que tiene muchos matices…
En un episodio de una de mis series favoritas, Orange is the new black, mientras todas la prisioneras están celebrando el día de las madres, Pennsatucky —Otra de las presas, ex drogadicta y fanática religiosa— está sola, celebrando una especie de homenaje en honor a todos sus hijos no nacidos, de los que se arrepiente no haber tenido porque sus nuevas creencias y personalidad reformada la hacen ver sus acciones como pecados. Al verla así, Big Boo se acerca y le explica que sus abortos podrían considerarse una bendición.
Ella hace referencia al libro Freakonomics, de los autores Steven Levitt y Stephen Dubner; Un libro que intenta darle una explicación razonable a la disminución de los crímenes en los años noventa.
Ellos llegan a la conclusión de que, gracias a que en los años 70 se legalizó el aborto cuando el embarazo era por violación o era un riesgo para la mujer en cuestión. En los años 90, todas esas personas que tenían potencial de convertirse en criminales violentos, porque venían de hogares desatendidos o peligrosos, simplemente no habían nacido.
Claro que Big Boo lo explica mucho mejor, por eso aquí les dejamos la cita textual:
“Los abortos que se realizaron tras ese caso, eran niños que no habían sido planeados. Niños que, si sus madres se hubieran visto obligadas a tenerlos, hubieran crecido pobres, desatendidos y abusados, los tres ingredientes para crear a un delincuente. Pero ellos nunca nacieron. Así que 20 años después, cuando hubieran tenido la edad para delinquir, no existían y la tasa de crímenes bajó dramáticamente. Mi punto es que eras una basura ignorante, pobre y drogadicta, y si tus hijos hubieran nacido, habrían sido basuras ignorantes, pobres y drogadictos. Así que al interrumpir esos embarazos, le evitaste a la sociedad el flagelo de tu descendencia. Si te pones a pensar, es… una bendición”
Cuando tienes 16 años uno de tus mayores temores es cometer un error que marque tu vida. Sinceramente, tener un hijo a esta edad, es definitivamente uno de ellos. Derrumbaría la mitad de tus planes y realmente sería complicado —Aunque no imposible— hacer muchas cosas que siempre has querido hacer.
En repetidas ocasiones, mis amigos y yo hemos sostenido esta interesante conversación. La mayoría dice que se haría cargo del bebé, pero la verdad es que, cuando les ha tocado enfrentar esta situación en carne propia y mirar directamente a los ojos a la cruda realidad, muchos consideran el aborto como la mejor opción.
El problema es que solemos mirar el aborto como si tuviera una respuesta simple; como si sólo fuera blanco o negro pero jamás gris.
Decir que el aborto está bien o mal, es como preguntarse si Dios existe o no: Cada quien tiene una opinión, y cada una de ellas es tan válida como el resto. Abortar, le quita la oportunidad de vivir a un ser indefenso que no tiene la culpa de nada, pero que podría ser el responsable de muchas cosas increíbles; «Es asesinato”. Cuando prohibimos el aborto ocasionamos que centenares de mujeres mueran por practicárselo ilegalmente, las privamos del derecho de decidir sobre su cuerpo y estamos promoviendo que miles de niños nazcan en hogares deficientes, rodeados de peligros o en donde simplemente no son queridos, lo que da pie, en un futuro, a muchas personas con problemas e incluso criminales.
Para mí, ambos argumentos son válidos y no creo que nadie deba cuestionarlos. Pero estar a favor o en contra del aborto, debería ser una decisión personal y nadie debería obligarte a pensar de manera distinta.
Por lo tanto, si no estás de acuerdo con el aborto, no lo hagas. Enséñales a tus hijos cómo cuidarse para que no tengan que pasar por ese difícil momento, promueve campañas que incentiven al gobierno de tu país a ayudar a los padres jóvenes pero no enfoques todo tu tiempo y energía en querer que se aprueben leyes que lo hagan ilegal mundialmente.
No intentes hacer sentir mal a las mujeres que toman esta difícil decisión y deja que el resto de las personas hagan y deshagan cualquier aspecto de su vida.
Esto debería ser una cuestión de creencias personales, de decisiones, no de leyes.
Una ley no debería decirte que hacer con tu cuerpo. Sería como decir que, porque una parte del mundo no está de acuerdo con los tatuajes, entonces la otra parte del mundo no debería realizárselos, aunque estos no afecten a nadie más que a sí mismos.
No sé a ustedes, pero a mi me parece absurdo. Si me preguntan, no creo que tendría el corazón para practicarme un aborto, pero defiendo a capa y espada a todas aquellas mujeres que creen que esto fue lo mejor para ellas y que fue la decisión correcta, porque son sus cuerpos y sus vidas y no debería haber ninguna ley que se los prohíba.
Con información de Actitud Fem.