¿A qué huele la gonorrea? ¿cómo se ve la sífilis? ¿a qué sabe el virus de inmuno deficiencia humana? Pues ninguna de estas tres infecciones de transmisión sexual (ITS) tienen un olor, sabor o aspecto particular o característico.
“Recuerdo a un chavo que quería andar conmigo, me decía: ‘yo confío en ti, sé que eres una chica de buena una familia, por eso no tiene nada de malo que lo hagamos sin condón. Además, yo te amo’”, me contó Lilian, una compañera de trabajo.
Lilian nunca se hizo novia de ese chico, tampoco tuvo sexo con él. Lo que sí le pasó a este muchacho fue que “después de seis años de no verlo, me comentaron otros compañeros de la universidad que él estaba enfermo en el hospital, y que tenía neumonía por VIH”.
Entonces cómo saber si tu pareja —estable o pasajera— tiene alguna infección de transmisión sexual. La respuesta es sencilla: la única forma de saber si tu chico o chica tiene uno de los 30 virus, bacterias o parásitos que se transmiten por contacto sexual, es hacerse un examen médico y de laboratorio.
Y pocas son las parejas que acuden a una revisión médica antes de tener una vida sexual activa. La mayoría de nosotros, sólo nos fijamos en que esté guapo o guapa, que comparta algunos intereses o hobbies, que sepa bailar, cantar o cualquier otra monada, pero nunca (NUNCA) checamos que trae bajo la piel, allí donde circula la sangre.
Tal vez por eso, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, (OMS) cada día medio millón de personas adquiere alguna ITS, incluso las mujeres que están en periodo de gestación, o aquellos jóvenes que apenas inician su vida sexual.
Las ITS más comunes son: la sífilis, la gonorrea, la clamidiosis y la tricomoniasis, para estas cuatro hay medicamentos y tratamientos para curarlas por completo. En cambio, el virus de la hepatitis B, virus del herpes simple (VHS o herpes), VIH y virus del papiloma humano (VPH) son infecciones víricas incurables (una vez que las adquieres, vivirán contigo para siempre), aunque existen tratamientos capaces de atenuar o modificar los síntomas o la enfermedad.
Además, ninguna de las ocho ITS más comunes genera síntomas que puedan darte una señal de que tu chico o chica la tiene. Por ejemplo, la gonorrea puede darte comezón anal, sangrados intensos durante tu periodo menstrual, o cierto tipo de secreción, dolor al orinar y nada más. Así que con esas señales es posible que esta ITS pase desapercibida durante los primeros meses o años.
Los síntomas de algunas las ITS son fiebre (que puede ser por otras mil razones), secreciones vaginales o por el pene (que las personas confunden con las normales), dolor al orinar (puede ser por una infección urinaria), enrojecimiento genital (también se presenta por tener mucho sexo o usar ropa apretada y sintética como pantalones y calzones).
Así que no hay manera de tener la certeza al 100% de que tu pareja está libre de ITS, incluso hoy en día es posible que el VIH no sea detectado, con las pruebas de laboratorio, gracias al efecto de los medicamentos que colocan la carga viral indetectable. Es decir, la persona que vive con VIH puede tener un resultado de prueba negativo, aunque sea positivo porque el virus que circula por su sangre está bien controlado con sus fármacos.
Entonces ¿qué debes hacer? Lo ideal es tener siempre sexo protegido. ¿Cómo? siempre con un preservativo ya sea femenino o masculino. “El amor no me protegió, yo confiaba en mi pareja, pero ella estuvo con otras personas y de pronto me sentí mal, comencé a perder la vista, porque yo me negaba a ir al doctor… la verdad es que ya sabía que tenía algo, porque él me engañaba, pero no quería que mis hijos lo supieran”, dice Nadia, que por una sífilis mal diagnosticada y atendida perdió la capacidad visual.
Hoy en día, de acuerdo a la OMS, más de 290 millones de mujeres están infectadas por virus del papiloma humano; hace 3 años más 988 mil mujeres embarazadas contrajeron la sífilis; y recientemente la Secretaría de Salud Federal indicó que las mujeres casadas (o que viven en pareja) son las más afectadas por el VIH.
Así que ¡cuídate! no dejes tu salud en manos de otro.
Por Guadalupe Camacho, periodista y académica mexicana