Por Guadalupe Camacho, periodista y académica mexicana

Lulú es una mujer delgada, de cabello largo, lacio y muy, muy oscuro, su piel es morena. Sus ojos me convencieron de rentarle un pony, “20 minutos por 50 pesos, anímese linda”, me dijo mientras su mirada jovial me sonreía y me mostraba sus ocho ejemplares: “¡mis ponys son mansitos, venga a verlos!”

Transcurrieron esos 20 minutos y cuando regresamos de la cabalgata, mi pequeño hijo comenzó a jugar con el pony, yo lo dejé con el afán de que conviviera con ese animal peludo y simpático. Pasaron otros 20 minutos, mientras mi hijo llevaba las riendas del caballo Lulú me preguntó: “¿sólo tiene un hijo?”,  “Sí, sólo uno. ¿Tú?”, le contesté.

“Tuve cinco, pero hubiera deseado no tener ninguno…” respondió abrumada. “¿Por qué?” le cuestioné y comenzó a contarme su historia.

“Me casé a los 16 años y a un año más tarde nació mi primer hijo, tuve sólo varones…uno murió cuando era un bebé, según el doctor tuvo neumonía fulminante. Otro de mis hijos tuvo un trasplante de riñón y desde entonces tiene un carácter horrible”.

“Mi esposo murió ahogado en el Lago de Guadalupe, hace cerca de 8 años, y desde entonces me hago cargo yo sola de mis hijos, de mis nueras y hasta de mis nietos.  Y eso no es lo complicado, lo más difícil para mi es ver cómo mis hijos han cambiado, yo les di —y doy— todo lo que tengo. Muchas veces me quedé sin comer por darles la comida a ellos y ahora hasta me desconocen”.

¿“Cuánto cuesta el ‘viaje’ en el pony”, preguntó un señor. Lulú le dio tarifa: “50 pesos por 20 minutos anímese jefe, mis caballitos son muy mansos.”  “¡50 pesos! está muy caro”, respondió el señor que se fue enojado.

“¡Caro! jjm Pues cara es la vida, además mis animales comen alfalfa y avena, toman mucha agua y hay que cepillarlos”, responde Lulú que se queda pensativa… “Creo que mis animales me quieren más que mis propios hijos, porque mire ‘seño’, mi esposo me golpeaba todo los días y mis hijos aprendieron de él, entonces ellos me han levantado la mano, sin darme el golpe, y al siguiente segundo están como si nada”, relata Lulú, que mira con tristeza las fiestas infantiles que se desarrollan a su alrededor: “los hijos son ingratos ‘seño’, por más fiestas que les hagas y por más cosas que les des, te van haciendo a un lado. Ya lo verá cuando su hijo crezca”, me sentenció.

“¿Cuántos nietos tiene?”, pregunté. “Tengo seis, por eso trabajo todo el día, porque si le compro tenis a uno le tengo que comprar también a los demás para que no sufran y no se sientan rechazados”, responde.

“¿Quién la cuida?”, le pregunto nuevamente. “¿A mí?, abre sus ojos, tan nobles y emotivos, “po´s quién me va a cuidar ‘seño’?” “Yo misma me cuido, desayuno, tomo agua y pues voy y vengo con mis caballos y con esas caminatas, pos hago ejercicio”, dice al tiempo que se toca la cintura.

Y sí, Lulú no parece de 53 años sino de unos 30, su cuerpo se ve sano y fuerte. “Lo único que me preocupa es que ya mero viene el invierno y no vaya a ser que alguno de mis nietos se enferme igual que mi hijo y se me vaya a morir, porque mire ‘seño’ mis nueras luego no cuidan bien a mis nietos y mucho menos si se enojan con mis hijos, porque se van de la casa y allí me los dejan, fíjese ‘seño’”.

Le doy las gracias a Lulú por la plática y ella se despide con una sonrisa para mi hijo. “Oye nene bien que domaste a mi pony, luego me vienes a ayudar, porque necesito un ayudante para los domingos”, le comenta a mi hijo quien le responde: “los niños no podemos trabajar porque somos niños”.

Lulú echa a reír con una carcajada plena y franca. Asoma sus dientes tan perfectamente delineados y me dice aún sonriendo: “aquí los esperamos ‘seño’ cuando gusten, también tenemos carritos eléctricos”.

Uno de sus caballos se acerca y ella lo acaricia contenta, sonriente. “¿Qué tienes canela?, ¿ya te cansaste?, ya mero nos vamos, no te preocupes.”

Historias como la de Lulú se repiten diario y en distintas ciudades, por ello es importante cambiar esto, prevenir los embarazos adolescentes con métodos anticonceptivos, y erradicar el machismo; por ello en Marie Stopes nos dedicamos a promover y difundir la información sobre los derechos sexuales y reproductivos.

Con información y experiencia de Guadalupe Camacho, periodista y académica mexicana.

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